¿Un gesto de respaldo o la antesala de una decisión drástica?

El lunes pasado, Paco Belmonte, presidente del FC Cartagena, y Manuel Sánchez Breis, director deportivo del club, hicieron acto de presencia en la ciudad deportiva de La Manga Club, donde el Efesé se encuentra preparando sus próximos compromisos. La visita, que parecía buscar transmitir apoyo al equipo y al entrenador, Abelardo Fernández, también conocido como el "Pitu", ha despertado una serie de interrogantes, ya que la situación del técnico gijonés está siendo fuertemente discutida. Sin embargo, hasta ahora, Abelardo no ha sido sentenciado.

La visita de la cúpula directiva del club ha generado ecos del pasado. El 19 de septiembre del año pasado, Belmonte y Sánchez Breis acudieron a la misma ciudad deportiva para mostrar su apoyo a la plantilla y, en aquel entonces, al técnico Víctor Sánchez del Amo.

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En esa ocasión, la situación era muy similar a la actual: el equipo no lograba consolidarse en el terreno de juego y los resultados no acompañaban. Poco tiempo después de esa visita, Sánchez del Amo sería destituido de su cargo. Este precedente ha llevado a muchos aficionados a preguntarse si la historia está a punto de repetirse.

La presencia de los máximos responsables del club suele tener dos lecturas: o bien se trata de un gesto de apoyo a un equipo que atraviesa un momento complicado, o bien se interpreta como una señal de advertencia, una especie de ultimátum que podría derivar en un cambio en el banquillo si la situación no mejora. En el caso de Abelardo, su continuidad parece depender de los resultados inmediatos, especialmente en un contexto donde la paciencia en el fútbol suele ser limitada.

A diferencia de la destitución de Víctor Sánchez del Amo, que se produjo poco después de aquella visita en septiembre de 2023, la situación de Abelardo aún no ha llegado a ese punto crítico. El técnico asturiano, con su experiencia y bagaje, cuenta con la confianza de gran parte de la plantilla, y todavía tiene margen para enderezar el rumbo del equipo. No obstante, las comparaciones con el pasado son inevitables.